La nueva entrada de hoy tratará lo que hemos visto en el último bloque, la inmunología. Es en mi opinión uno de los temas que más me ha gustado y de los que más pueden servir para el futuro.
El sistema inmunitario es una red compleja de células, tejidos y órganos que funcionan en equipo para defendernos de antígenos. Ayuda a nuestro cuerpo a reconocer estos invasores y a deshacerse de ellos. Si nuestro sistema inmune no funciona bien, puede causar serios problemas, que derivarán en enfermedades.
Infecciones
Se entiende por infección el crecimiento y colonización de microorganismos patógenos en un individuo. Cuando una enfermedad infecciosa se transmite fácilmente de un individuo a otro, se denomina enfermedad contagiosa. Pero antes de que se active el sistema inmunitario, nuestro organismo tiene diferentes barreras o mecanismos de defensa que van a intentar que el patógeno no se llegue a desarrollar en nuestro interior. Las clasificamos en dos, dependiendo de si dependen de la naturaleza del agente infectante:
Mecanismos inespecíficos: son las barreras externas que no dependen de la naturaleza o identidad del agente infectante y que actúan de forma pasiva, oponiéndose a la penetración del microorganismo. Algunos ejemplos son la piel, las mucosas, la flora bacteriana, o algunas sustancias químicas como el ácido clorhídrico. Cuando se superan estas barreras externas, se activa una segunda línea defensiva o barrera interna, los fagocitos. Los fagocitos son células con capacidad fagocitaria que pueden destruir microorganismos englobándolos con sus pseudópodos para después digerirlos en el citoplasma. Distinguimos a su vez dos tipos de fagocitos; los neutrófilos, los cuales atraviesan los capilares sanguíneos y alcanzan los tejidos para llevar a cabo su acción defensiva, y los monocitos, que permanecen varios días en la sangre y se transformarán en células de mayor tamaño o macrófagos, para realizar su función.
Mecanismos específicos: sí dependen de la naturaleza del infectante. Se denominan así porque solo atacan al agente externo para el que han sido preparados, y constituyen la respuesta inmunitaria llevada a cabo por los linfocitos.
Respuesta inmunitaria
Diferenciamos entre inmunidad natural, que será a su vez activa si es el propio organismo quien sintetiza los anticuerpos tras la introducción del antígeno, o pasiva si se adquiere al recibir anticuerpos específicos fabricados por otro organismo. Por otra parte, la inmunidad artificial pueden ser los sueros y las vacunas. Además, también podemos hacer la clasificación de la respuesta inmunitaria en función de quién la lleva a cabo en:
Humoral: se da gracias a los anticuerpos que segregan los linfocitos B. Un anticuerpo es una proteína específica que se une a los antígenos y así estos se eliminan. Hay diferentes tipos de anticuerpos, al igual que diferentes tipos de unión antígeno-anticuerpo, aunque esta siempre se da entre el parátopo (extremo del anticuerpo) y el epítopo o determinante antigénico del antígeno. La respuesta humoral es específica y tiene memoria inmunitaria ya que se segregan linfocitos B de memoria los cuales evitan la reinfección.
Celular: la llevan a cabo los linfocitos T, y se da contra las células extrañas. En primer lugar reconocen a las células extrañas, y estas son fagocitadas por los macrófagos, lo cuales sitúan en su membrana fragmentos de los antígenos. Los linfocitos T hacen un doble reconocimiento: reconocen los antígenos MHC del macrófago y los antígenos extraños. Se activan con la ayuda de interleucina 1 y segregan interleucina 2 para activar a los linfocitos B, a los macrófagos y a algunos tipos de linfocitos T.
Los antígenos están formados por el determinante antigénico (4 o 5 aminoácidos), y pueden ser univalentes o polivalentes. Denominamos antígeno a toda sustancia ajena a un organismo, que es reconocida como tal por el sistema inmunitario y que desencadena una respuesta inmune. Encontramos diferentes tipos:
Xenoantígenos: son los que proceden de otras especies, como por ejemplo una bacteria o un virus.
Aloantígenos: son los que proceden de un organismo de la misma especie, como por ejemplo los glóbulos rojos de otra persona, que pueden causar un rechazo ante una transfusión equivocada.
Autoantígenos: son moléculas del mismo ser vivo y que son reconocidas por él como extrañas.
Además, es importante mencionar a los anticuerpos, que son proteínas del grupo de las globulinas que se unen a los antígenos. Tienen forma de Y, y presentan dos cadenas ligeras, y dos cadenas pesadas; una porción variable y una porción constante. Los tipos de inmunoglobulinas son: IgG, IgM, IgA, IgE, IgD. El sistema del complemento está compuesto por proteínas de globulina, y forman la enzima activa. El interferón es un conjunto de proteínas plasmáticas producidas por los linfocitos T, interfieren tres: alfa y beta, que producen proteínas antivirales, y el interferón gamma que es producido por linfocitos T y células asesinas sanas.
Los antígenos se unirán a los anticuerpos creados por los linfocitos B mediante enlaces Van de Waals. La unión consta de 4 pasos:
Precipitación : antígenos solubles que precipitan y favorecen la posterior fagocitosis.
Aglutinación : antígenos unidos a células que posteriormente podrán ser eliminados.
Neutralización : unión del anticuerpo a la zona específica patógena del antígeno.
Opsonización : las partículas que rodean al anticuerpo son opsoninas, especialmente en el caso de las proteínas del sistema complemento.
Por otra parte, como ya he mencionado anteriormente, en la respuesta celular intervienen los linfocitos T, entre los cuales observamos diferentes tipos:
Los linfocitos T citotóxicos (TC) se unen específicamente, mediante los receptores de su membrana con los antígenos de las células diana. Tras la unión entre la célula diana y el linfocito TC, segrega unas proteínas, perforinas, que producen unos orificios en la membrana celular. Como consecuencia la célula diana se lisa y muere.
Los linfocitos T supresores (TS) actúan una vez superada la infección, cuando se ha eliminado el antígeno y su misión consiste en detener la respuesta inmunitaria.
Linfocitos T helper o colaboradores (TH) se encargan de activar a otros linfocitos B para que comience la producción de anticuerpos.
Células asesinas o células NK son más grandes que los linfocitos B y T y no reconocen el antígeno, por lo que tienen una actuación inespecífica. Se desconoce como estas células discriminan entre células normales y anormales del organismo. Destruyen células cancerosas o bien infectadas por virus.
Alteraciones del Sistema Inmunitario
Autoinmunidad: Se trata de un proceso autodestructivo, debido a que durante el proceso de maduración de los linfocitos, algunos son incapaces de diferenciar a los antígenos y los autoantígenos (linfocitos autorreactivos), por alteraciones de los autoantígenos, o bien por mimetismo celular, fenómeno por el cual los antígenos desarrollan estructuras similares a las de nuestras células. La mayor parte de estas enfermedades se producen por proteínas HLA anómalas, por lo que los linfocitos no las reconocen como propias y desencadenan un proceso autoinmune.
Hipersensibilidad: Reacción excesiva contra un antígeno inocuo o poco peligroso. Puede ser inmediata, que es el caso de las alergias. El antígeno se denomina alérgeno y provoca la síntesis de anticuerpos E en la primera exposición. Tras un segundo contacto con el alérgeno, las mastocitos y basófilos se unen a las Ig E liberando mediadores de la inflamación.También puede ser retardada si participan linfocitos T, los cuales tras una segunda exposición al alérgeno desencadenan un proceso infamatorio.
Inmunodeficiencia: Incapacidad de llevar a cabo una respuesta inmune suficiente. Puede ser congénita o de nacimiento, si es debida a que no se sintetizan anticuerpos suficientes, a una mala acción de los linfocitos T o a un mal desarrollo de los órganos linfoides, o adquirida si se desarrolla en cualquier momento de la vida. El ejemplo más conocido es el sida, enfermedad causada por el retrovirus VIH y que ataca a los linfocitos Th. Desde que el virus entra en organismo hasta que se desarrolla el sida pueden pasar hasta unos 10 años. El tratamiento que se emplea son antirretrovirales. El VIH se une a los linfocitos Th4, y tras la penetración pasan a reproducir el genoma vírico. Debilita nuestro sistema inmunitario por lo que la persona infectada es más vulnerable a otras enfermedades.
Cáncer: Proliferación y crecimiento de células de forma descontrolada. Las células cancerosas poseen cambios en su estructura y en la función biológica, tienen origen clonal, contienen alteraciones cromosómicas, presenta cambios en el citoesqueleto y la capacidad de viajar y dañar otros tejidos (metástasis). Las células normales se transforman en cancerosas debido a mutaciones o por la acción de algunos virus. El sistema inmune inhibe el desarrollo del cáncer continuamente, pero en ocasiones no se pueden destruir o hacerlo de manera eficaz.
Trasplantes y rechazos: Tejido incorporado de otro organismo al propio. El organismo lo reconococe como exraño y lo intentará eliminar de diferentes formas. Según los efectos y el momento en que sobrevengan los fenómenos de rechazo se pueden distinguir tres tipos: Hiperagudo, si ocurre a los pocos minutos de efectuarse el trasplante, y se debe a la presencia de anticuerpos preexistentes en la sangre del receptor, que reconocen a las moléculas HLA extrañas y las destruyen, agudo si ocurre desde varios días hasta un mes después del trasplante y se debe, principalmente, a la acción de los linfocitos T y B y a los macrófagos, o crónico si ocurre a partir de los tres meses, cuando parece que el órgano trasplantado se ha adaptado al cuerpo del receptor. Es debido a diferentes reacciones de hipersensibilidad contra los tejidos trasplantados.
Inmunoterapia: Tratamiento para combatir los microorganismos infecciosos, suplir las deficiencias del sistema inmune o para evitar el rechazo de los transplantes. Consiste en la aplicación de inmunosupresores, la extirpación de los tiroides o el bloqueo de los autoantígenos, y para las alergias se usan anthistamínicos.
Finalmente, adjunto los dos esquemas que he realizado de la unidad. Como ya he mencionado, ha sido el tema que más me ha gustado estudiar, he aprendido mucho y espero seguir conociendo más sobre inmunología en el futuro. ¡Nos vemos!
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