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¡A la búsqueda del glúcido!


En las últimas sesiones del trimestre tuvimos la suerte de poder bajar al laboratorio a realizar la práctica de reconocimiento de glúcidos. Para ello tuvimos que dividirnos en grupos de 3 y realizar diferentes procesos con los materiales prestados para averiguar en cuál de todas las sustancias podíamos encontrar glúcidos.


Sabíamos, ya que lo habíamos estudiado anteriormente, que para ello deberíamos utilizar la reacción del Reactivo de Fehling, que es una disolución de agua con sulfato de cobre. Cuando tenemos glúcidos con capacidad reductora y Reactivo de Fehling y los ponemos a calentar ocurre lo siguiente; el grupo aldehído o cetona del glúcido se oxida, perdiendo electrones, a carboxilo y el ión cúprico (+2) se reduce a ión cuproso (+1) que formará posteriormente el óxido cuproso. De esta manera, los electrones desprendidos son captados por el Cu (+2) y como consecuencia nuestra disolución se teñirá y cambiará de azul a un color rojo ladrillo. Si esto ocurre, podemos decir que la prueba ha dado positiva y por lo tanto, que sí hay glúcidos disueltos. 


Para desarrollar la práctica, los materiales necesitados fueron los siguientes:

Equipo de calentar

Pipeta

Gradilla con 10 tubos de ensayo

Pinza de madera

Encendedor

Báscula electrónica

Probeta

Vasos de precipitado


Y las soluciones con las que trabajaríamos fueron las siguientes:

Licor de Fehling A y B

Glucosa, sacarosa, maltosa y lactosa puras

Agua destilada

Alimentos ricos en glúcidos (zumo de uva, azúcar de caña, leche y cerveza)

Ácido clorhídrico

Disolución de Hidróxido sódico al 10%


En primer lugar, depositamos 2 ml de cada una de las disoluciones en nuestros tubos de ensayo en función de cómo estaban numerados para que el resultado fuera correcto, a excepción del tubo 10 que lo utilizamos más adelante, y para ello utilizamos pipetas. También pipeteamos 1 mL del vaso donde se encuentra la mezcla de los reactivos de Fehling y lo añadimos a los 9 tubos de ensayo. A continuación los pusimos a calentar al baño maría en el mechero Bunsen y poco a poco fueron produciéndose los cambios.


Los únicos reactivos que no deben cambiar de color son el agua y la sacarosa por poseer enlace dicarbonílico, y por tanto no tener ningún OH libre de los carbonos asimétricos para poder ser oxidado, pues no poseen carácter reductor. El resto sí sufrió un cambio de coloración tal y como se ve en el vídeo. En un principio, no logramos que la maltosa cambiara su color, pero al repetirlo sí se pudo ver mejor el efecto de la reacción. Posteriormente empleamos el tubo 10 que nos habíamos dejado anteriormente sin rellenar. Para que se produjese un cambio de coloración añadimos 50 ml de agua destilada y 10 gotas de ácido clorhídrico junto con la sacarosa en un nuevo tubo. A continuación lo pusimos al baño maría 5 minutos. Enfriamos y añadimos 10 gotas de NaOH a la reacción para neutralizar el ácido. Finalmente, añadimos 1ml de la mezcla de Fehling A y Fehling B y de nuevo calentamos al baño María. De esta forma se produjo un cambio de coloración a un color anaranjado.


Gracias a esta práctica pudimos comprender mejor l estudiado en el tema de los glúcidos y pusimos en práctica la teoría. Bajar al laboratorio siempre es algo que me gusta mucho y aprendo mucho de ello, y además fomentamos el trabajo en equipo y la creatividad. La valoración de esta práctica ha sido muy positiva. Este es el vídeo que resume todo el procedimiento de la práctica. ¡Espero que os guste!



Finalmente, mis compañeras Ana Ruiz, Marta de Rosa y yo respondimos a estas preguntas acerca de los procesos que llevamos a cabo en la práctica.

1. ¿Qué azúcares son reductores? ¿Por qué?

2. ¿Qué ocurre en el tubo 2? y ¿en el 10?

3. ¿Qué función tiene el ácido clorhídrico?

4. ¿Dónde produce nuestro cuerpo ácido clorhídrico?

5. Los diabéticos eliminan glucosa por la orina ¿Cómo se puede diagnosticar la enfermedad?


1. Los azúcares reductores son todos los glúcidos monosacaridos y aquellos disacaridos unidos entre sí mediante un enlace monocarbonilico, es decir aquel en el que únicamente interviene únicamente uno de los grupos carbonilo de la molécula. El enlace, por tanto se producirá entre el grupo carbonilo de uno de los monosacaridos que reaccione y cualquier otro carbono del segundo monosacarido que reacciona. Queda así un grupo carbonilo libre que permite que la molécula tenga poder reductor. Así, son azúcares reductores la glucosa, la lactosa, la maltosa, el zumo de uva, el azúcar de caña, la leche entera y la cerveza. Estos azúcares cuando reaccionan con el reactivo de Fehling sufren una oxidación en su grupo carbonilo que se oxida a ácido. Los protones liberados son captados por el Cu2+ que se reduce dando lugar a Cu2O y se produce el cambio de coloración de la mezcla, que pasa de azul a rojo.


2. El tuvo 2 contiene sacarosa, un disacarido formado gracias a la unión entre una glucosa y una fructosa que se unen entre sí mediante un enlace alfa (1,2). Se trata de un enlace dicarbonílico en el que intervienen los dos grupos carbonilo de los dos monosacáridos. La molécula formada, en este caso sacarosa no tendrá poder reductor ya que ha perdido los dos carbonos carbonílicos al producirse el enlace, al no tener poder reductor la molécula no se puede oxidar a ácido cuando entra en contacto con el reactivo de Fehling. La reacción no se produce y, por tanto no podemos observar un cambio en la coloración de azul a rojo como sí ha ocurrido con el resto de glúcidos. En el tuvo 10 hemos introducido sacarosa pero le hemos añadido una pequeña cantidad de ácido clorhídrico. El ácido rompe el enlace

dicarbonílico de la sacarosa cuando calentamos, obteniéndose así glucosa y fructosa que sí

poseen poder reductor. Un proceso similar ocurre durante la digestión, el HCl es secretado en el estómago y ayuda a la digestión de los glúcidos rompiendo los enlaces entre estos.

Dejamos enfriar nuestra mezcla y añadimos una base fuerte como el NaOH para neutralizar el ácido. Es entonces cuando volvemos a añadir el reactivo de Fehling, calentamos de nuevo y podemos observar el cambio de coloración de azul a rojo gracias a la oxidación a ácido de los monosacáridos de glucosa y fructosa.


3. El ácido clorhídrico tiene función de romper el enlace dicarbonílico que existe en la sacarosa para poder obtener glucosa y fructosa con sus carbonos carbonílicos libres y que estos se puedan oxidar cuando reaccionan con el reactivo de Fehling.


4. El HCl se secreta en el estómago cuando el bolo alimenticio llega a él. Al ingerir un alimento se desencadenan un conjunto de mecanismos para facilitar la digestión. El cuerpo libera unas hormonas las cuales estimulan a las células productoras de ácido del estómago. Estas células combinan átomos de hidrógeno con cloro (que encontramos en la sal) para producir ácido clorhídrico. Este ácido no daña al estómago ya que este está recubierto por una mucosa gástrica que lo protege de la corrosión, además la acidez y la composición de los ácidos no son constantes, pero cambian con la velocidad de flujo. Por lo que no provoca ningún daño al estómago siempre y cuando no tenga una sobredosis de ácidos.


5. La diabetes se podría diagnosticar mediante un análisis de orina del paciente. La diabetes es una enfermedad en la que el nivel de glucosa en sangre es muy elevado debido al mal

funcionamiento de la insulina. La insulina es la enzima que permite el paso de la glucosa del

torrente sanguíneo a las células. Si está enzima no funciona correctamente se producirá una

acumulación de glucosa en sangre y está tendrá que ser eliminada por nuestro organismo a

través de la orina. Un análisis de orina nos indicará si los niveles de glucosa en esta son altos o bajas y, por tanto si el paciente padece la enfermedad o no.

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